Solidaridad y exilio

Frente al Golpe de Estado y la represión, la comunidad internacional movilizó diversas formas de ayuda salvando miles de vidas.

A nivel de Estados pero también a nivel ciudadano se organizaron de inmediato diversas formas de ayuda humanitaria que permitió salvar vidas, reconstruir familias, dar oportunidades, y acompañar al pueblo chileno durante 17 años de dictadura. Decenas de países abrieron sus embajadas para dar asilo a los perseguidos, y luego generar salvoconductos para que miles pudieran salir con vida del país. A su vez, en países como Suecia, Alemania occidental y oriental, Francia, Italia, Inglaterra, EEUU y México, entre otros, chilenos y extranjeros organizaron grupos de solidaridad para protestar y generar campañas de denuncia sobre las torturas, ejecuciones y desapariciones que estaban ocurriendo en el país, ante organismos internacionales como las Naciones Unidas y la OIT.

Se creó una poderosa red de activismo transnacional que integró a ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales y Estados en defensa de los DDHH, y que ha sido reconocida a nivel mundial.

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